'
A Thérèse y Maldonado', corresponde.
Bien que la sonata Op.78, compuesta en 1809 apodada 'A Thérèse', -una vez más
idea del editor por estar dedicada a la condesa Thérèse von Bunswick, hermana
de Josephine, de quien ya nos hemos ocupado en entregas anteriores-, podría
considerarse como la Appassionata + 1. A partir de aquí comenzamos a ver los
efectos visibles de la abreacción, de ese delicado y complejo proceso, de esa elaboración
interna beethoveniana y sus resultados. Ya las tempestades, las 'combustiones'
a las que el Ser ha sido sometido han quedado atrás. Y al igual que el
legendario Jonás, Beethoven parece haber prendido su pipa en el interior de La
Ballena. Como resultado de tal acción ha sido catalputado, elidido -en el
sentido de expulsar hacia afuera- del interior de los cavernosos abismos para
finalmente alcanzar la orilla. Y bien digo pipa, porque enseguida nos remite al
humo, o a su cortina, esa misma y tan enigmática con la que Beethoven cubrirá
como extensión de sí mismo a las últimas sonatas del ciclo.
Hemos señalado a la
Waldstein como una sonata 'fotónica' por su gran luminosidad, por su 'take off'
pianístico; pero, y a diferencia del Op.78, es una luz emparentada con el
poderosísimo destello de un faro, y la prueba está, que luego del mismo aparece
su contracara: la Appassionata. La Op.78 en cambio se asemeja a la
luminiscencia, esa misma que dejan para nuestro deleite las noctilucas en la
orilla. Cada noctiluca es una noctiluca, pero miles de ellas producen esa
lumniscencia, ese 'continuum luminiscente'. ¿Podemos decir que entonces que
cada noctiluca es un sonido? Probablemente sí; pero al igual que cuando
contemplamos el fluido resplandor en la orilla una singular sensación nos
invade. El gran poeta del piano Edwin Fischer nos dice al respecto de la Op.78:
'hay un sentido, un significado en cada nota que podemos sentir pero que no
podemos explicar'.
La tonalidad de Fa# Mayor
es ideal para destacar estos aspectos arriba señalados. Es una tonalidad más
íntima a la par que poco transitada. Reinecke señala algo a tener muy en
cuenta: probablemente esta sonata haya sido siempre -o casi siempre- tocada en
privado.
Beethoven sentía especial
afecto por ella. Le molestaba de sobremanera cuando elogiaban, por ejemplo, la
Op.27/2 'Claro de Luna'. Enseguida respondía con vehemencia 'que no podía
comprender estos juicios habiendo sonatas muy superiores como el caso de la
Op.78'. Esto puede atribuirse a razones personales: la dedicatoria a Thérèse
von Brunswick nos lo sugiere con gran fuerza. Pero una cosa no podemos
soslayar: la sonata muestra un nuevo estilo. Si la juzgamos en los mismos
términos que al Op. 53 y 57 estaríamos errando nuestra apreciación. Algo un
tanto similar ocurría con la Op.54: una sonata de carácter experimental que,
como ya señalábamos, debe ser entendida secuencialmente. Pero tal vez aquí, con
la Op.78, debemos ser aún más cuidadosos en la observación, insisto: post
Appassionata somos testigos -privilegiados- de la visualización de los procesos
internos y elaboración beethoveniana.
Al igual que la Op.54 la
Op.78 consta de dos movimientos. Charles Rosen enfatiza que a pesar de ello no
es en absoluto una obra modesta. Veamos por qué. El Adagio cantabile de tan
solo cuatro compases con que inicia el primer movimiento, no es comparable a
ninguna otra introducción que hayamos visto. Pero ese es el punto: en realidad
no se trata de una introducción. ¿De de qué se trata entonces ? Se trata de un
fragmento que tiene vida por sí mismo pero que es demasiado breve para ser
autónomo. Precisamente se diferencia de una introducción porque en las
estructuras clásicas del siglo XVIII una introducción nunca es un ente
completo. ¿Recuerdan cuando mencionábamos a las noctilucas? Son seres
individuales pero, y al igual que los arrecifes de coral, viven en colonias. De
lo contrario no sobrevivirían. Lo mismo ocurre con este fragmento: si bien es
un ente individual es demasiado breve para tener una existencia independiente aislada
del movimiento. Cuatro compases entonces que conectan con el Allegro ma non
tropo y que no se repetirán. Cuatro compases que tienen la inmediatez
espontánea de crearnos un ambiente, un clima, y que condensan la potencia
lírica que será la tónica del primer movimiento. Beethoven continúa y a la vez
redefine el concepto de arabesco planteado en la Op.2/1. Allí dentro del marco
del Fa menor la orientación psicológica es diferente. Recordemos lo ya señalado
en entregas anteriores a propósito de esto: para Jean Chevalier el arabesco 'es
el símbolo del símbolo: revela velando y esconde desvelando'. Anticipando a
Schubert cada arabesco parece entrejerse producto de la improvisación; pero por
sobre todo producto de esa elaboración a la que hacíamos referencia. Al igual
que en su seguidor Franz Schubert, trascienden la mera ornamentación y el
oropel decorativo. Beethoven parece adelantarse un paso más en lo que refiere a
las técnicas motívicas tradicionales aprendidas de Bach y de Haydn referentes a
la aumentación y la expansión. Pero volvamos a lo señalado por Chevalier: los
arabescos de la Op.2/1 y los contorneos de esa especie de 'guante negro' que
irrumpe en el 3er. mov. de Appassionata para iniciar una danza deforme, y que se
nos presentaban y antojaban tan enigmáticos, aquí parecen trocarse en su
opuesto. Una vez más: Beethoven teje un velo sobre sí mismo: su manera de
componer cambia, 'el dibujo' de su partitura cambia. Y ello llegará al summum
en la trilogía final, es decir en sus sonatas Op.109,110 y 111. En esta última
en el segundo movimiento, Beethoven vuelve a redefinir su concepto de arabesco,
como ya veremos en una próxima entrega.
El segundo movimiento
Allegro vivace es LA expresión del júbilo, del afecto. El sentido del humor
atraviesa todo el movimiento que concluye sin estridencias. Curiosamente
Beethoven introduce el tema de la canción patriótica Rule Britannia -texto de
James Thomson y musicalizada por Thomas Arne en 1740-, de la cual Beethoven ya
había compuesto un set de cinco variaciones WoO 79 en 1803. Czerny cuenta que
Beethoven al tocar este movimiento acortaba el valor de la segunda semicorchea
del diseño -diseño de dos semicorcheas ligadas- lo cual aumenta el efecto
íntimo-sonriente. Durante muchos años dejó de tocarse así en favor de la ejecución
convencional. ¿Será acaso la inclusión del Rule Britannia una 'leg-pull' a los
ingleses por los resultados de la alianza anglo-austríaca, en el marco de la
Quinta coalición en la Batalla de Wagram de 1809 contra Napoleón? Sea como
fuere con el más fino British Humour.
Sergio Elena
* La imagen 'Luz propia
en el Mar de Rocha al fotógrafo Diego W.eisz
Wilhelm Kempff interpreta la Sonata Nº 24 Op. 78:
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